Las Apariciones de la Virgen María en Lourdes

Las Apariciones de la Virgen María en Lourdes.

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11 de febrero de 1858, fue el día elegido para que el Cielo se hiciera presente en la tierra.

Ese día cambió para siempre, no solo la vida de Bernardita, sino que marca el nacimiento de una fuente de Gracia que ha brotado para toda la humanidad. Fuente que a medida que pasa el tiempo crece más y más.

Bernardita Soubirous, que tenía 14 años, pero por su contextura y fragilidad parecía de 12 años. Estaba desnutrida, sufría de asma crónica y tenía secuelas de las enfermedades como la tuberculosis y el cólera que había padecido en su infancia.

No sabía leer ni escribir, ni hablar en francés. Sólo hablaba la lengua de la región, el Patois (patuá). Bernardita apenas sabia el Ave maría, el Padre nuestro, el Credo, el Gloria Patris y la invocación“Oh María sin pecado concebida, rogad por nosotros que acudimos a Ti”, los había aprendido de memoriaporque todas las noches, en familia, rezaban el Santo Rosario.

No sabía nada del Catecismo y por supuesto no había hecho su Primera Comunión. Ella no había podido ir a la escuela porque por la pobreza en que vivían tenía que trabajar para ganar algunas monedas y comprar el pan de cada día para la familia.

https://encrypted-tbn0.gstatic.com/images?q=tbn%3AANd9GcReKI5eq2v2e1HV7ek0miLkF3cHvpGA2cBn3yrDZgzEv7XlHBuV&usqp=CAU La familia está conformada por sus padres, Francisco Soubirous y Luisa Castérot, y cuatro hijos, dos niñas, Bernardita es la mayor, y dos niños. Sin embargo, Dios la escogió para ser la mensajera de la Virgen María y decirle al mundo que Ella, la Virgen María, era la Inmaculada Concepción, declarada así solemnemente por el Papa Pio IX cuatro años antes, el 8 de diciembre de 1854.

La Virgen María se le apareció a Bernardita durante 18 veces, desde el 11 de febrero al 16 de julio de 1858.

1era Aparición: Comenzó con el Aprendizaje de la Señal de la Cruz.

En la mañana del 11 de febrero de 1858 la madre de Bernardita dice que hay que ir al campo a recoger leña para calentar la casa y preparar los alimentos para la familia; la leña que sobraba, se vendía. Envía a su hija menor, María. Bernardita también quiere ir, pero su madre le dice que no, porque si se moja los pies va a pasar toda la noche tosiendo. Su madre reflexiona y se dice para sí, “yo siempre diciéndole a esta niña, no”, la deja ir con María, su hermana menor, y una amiga, Juana. Las tres jovencitas salen al campo a buscar leña seca. El lugar preferido por ellas para recoger la leña era un campo que había frente a la Gruta Massabielle (roca vieja). Esa gruta era un lugar sucio, oscuro, muy triste. También le llamaban la gruta de los cerdos porque algunos campesinos llevaban a sus cerdos allí. Algunos adultos también iban a esa gruta a tomar licor. Por eso ese lugar le estaba prohibido a las niñas ir allí, era un sitio muy peligroso. Pero en ese lugar se conseguía mucha leña, huesos, etc. Todo esto servía para venderlo luego.

Para llegar a esa gruta había que atravesar un arroyo. Ya sus compañeras habían pasado el arroyo, Bernardita por su fragilidad de había quedado atrás. No se atrevía a meterse al agua porque estaba muy fría. Las otras niñas insistían en que lo hiciese y cuando ella empezó a descalzarse, un ruido muy fuerte, parecido a un “viento impetuoso”, la obligó a levantar la cabeza y mirar hacia todos los lados. ¡Qué es esto! decía, las hojas de los árboles no se movían. Bernardita continuó descalzándose y de nuevo escucha como si el viento soplase, miró detrás de ella, pero los árboles no se movían. El ruido del viento empezó de nuevo y más fuerte en la gruta. Y allí, en el fondo de la Gruta, una maravillosa aparición se destacaba delante de ella. Una luz resplandeciente como la del sol, pero dulce y apacible como todo lo que viene del Cielo.

Dice Bernardita: “Levanté los ojos y vi en el hueco de la roca a una “niña” rodeada de luz, que me sonreía, que me miraba y sonreía, rodeada de luz. Llevaba un velo blanco, un vestido blanco, con un cinturón azul, un rosario entre sus manos y una rosa amarilla en cada pie.

Me froté los ojos, tuve miedo, puse la mano en mi bolsillo, cogí mi rosario y quise hacer la señal de la cruz, pero mi mano cayó, estaba paralizada. Hasta que la niña hizo la señal de la cruz y entonces yo también pude hacerla. El miedo desapareció. Juntas dijimos el Rosario. Mientras iba pasando las cuentas de la camándula Ella escuchaba las Avemarías sin decir nada, pero pasando también por sus dedos las cuentas del rosario. Y cuando yo decía el Gloria al Padre, ella también lo decía, inclinando un poco la cabeza. Terminando el rosario me volvió a sonreír, luego me hizo señas de aproximarme, no me animé y ella desapareció”.

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Cuando iban de regreso a casa, Bernardita preguntó a las otras niñas si habían visto algo y al éstas responderle que no, les contó su experiencia y les pidió silencio. Pero la hermana de Bernardita, María; se lo contó a su mamá. La madre no lo creyó y le ordenó a Bernardita que se dejase de imaginaciones. Y que le estaba prohibido regresar a la gruta. Esa noche, mientras rezaban el rosario en familia, Bernardita rompió en llanto repitiendo su invocación favorita: Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros que acudimos a Ti”.

2da Aparición:

El día 14 de febrero, las niñas insisten en que les dieran permiso para regresar a la gruta. Todos pensaban que lo que le había pasado a Bernardita era un engaño del demonio, y entonces le dijeron que fuera a la gruta y rociara agua bendita. Así huiría el demonio y quedarían tranquilos.

Cuando llegaron a la gruta, Bernardita les pidió que se arrodillaran a rezar el Rosario. Apareció de nuevo la Virgen. El rostro de Bernardita se transfiguró. Ella tiró el agua bendita y dijo: “Si vienes de parte de Dios, acércate a nosotras”. El agua bendita llegó hasta los pies de la Virgen y sonriendo con más dulzura se acercó a Bernardita. Tomó el rosario y se persignó con él. Empezaron ambas a rezarlo.

Al atardecer ya toda la población comentaba las maravillas que ocurrían en la gruta de Lourdes, pero a los comentarios se unían las burlas, desprecios e insultos.

3ra Aparición: Los Mensajes:

El 18 de febrero una señora y una religiosa deseaban acompañar a Bernardita a la gruta. Fueron con ella primero a la Santa Misa de las 5:30 a.m. y de allí se dirigieron a la gruta. Bernardita caminaba tan rápido que parecía como si una fuerza superior la empujase hacia allá. Al llegar, se arrodilló y empezó el rezar el Rosario, lanzó un grito de júbilo al ver al fondo de la gruta a la Señora. Le preguntó si se podían quedar sus dos acompañantes y la Virgen dijo que sí. Ellas también se arrodillaron y se pusieron a rezar mientras encendían un cirio bendito.

Bernardita le pasa un papel a la Virgen pidiéndole que escribiera cualquier cosa que deseaba comunicarle. Durante esta tercera aparición la Virgen habla por primera vez, le habla a Bernardita en un dialogo de tú a tú, en el dialecto que habla Bernardita, y ese dialogo se realiza en el fondo de la gruta.

Primer mensaje:“LO QUE TENGO QUE DECIRLE NO ES NECESARIO PONERLO POR ESCRITO”. Bernardita no sabe leer ni escribir. ¡Qué delicadeza de nuestra Madre del Cielo! No hay nada que poner por escrito: todo está dicho en la Sagrada Escritura. Nos recuerda lo que leemos en el libro del Deuteronomio 6,3: “Escucha, Israel”.

Segundo mensaje: “¿QUIERE HACERME EL FAVOR DE VENIR AQUÍ DURANTE QUINCE DIAS?”. Bernardita se queda sin habla. Es la primera vez que alguien la trata de “usted”. Bernardita al sentirse respetada y amada, hace la experiencia de ser ella misma una persona. Todos somos dignos ante Dios. Porque cada uno es amado por Dios. ¡Fuimos creados a Su imagen y semejanza! Es como si nos dijera: ¡Hijitos, poneos en marcha!

Tercer mensaje: “NO LE PROMETO LA FELICIDAD EN ESTE MUNDO, SINO EN EL OTRO”. Y ese “otro mundo” tendrá Bernardita, y tendremos nosotros también que descubrirlo aquí. Ese otro mundo es el de los valores del Evangelio, ese otro mundo es hoy, aquí. Cuando Jesús en el Evangelio nos invita a descubrir el Reino de los Cielos, nos invita a descubrir, en el mundo tal y como es, “otro mundo”. Allí donde hay Amor, Dios está presente.

A pesar de su miseria, enfermedad e incultura, Bernardita siempre ha sido profundamente feliz. Bernardita dirá que ella es muy feliz porque en el misero cuarto en que viven, lo llaman el calabozo porque era una antigua cárcel que dejaron de utilizar porque los prisioneros que traían allí se enfermaban; allí ella conoció el amor verdadero que había entre sus padres, se amaban. Es esa la verdadera felicidad. Es eso el Reino de Dios, el mundo del verdadero Amor.

Durante las siete primeras Apariciones la Virgen y Bernardita son dos amigas que les gusta estar una con la otra. Esas siete Apariciones están marcadas por el silencio, la oración, los éxtasis de Bernardita, su rostro se mostraba radiante de alegría, felicidad y luz.

Pero entre la octava y duodécima Aparición todo cambia: el rostro de Bernardita se vuelve duro, triste, doloroso y sobre todo hace gestos incomprensibles….

Bernardita va a hacer estos tres gestos:

*Andar de rodillas hasta el fondo de la Gruta; besar el suelo sucio y asqueroso de esta Gruta.

*Arrancar algunas hierbas que crecen en el fondo de la Gruta y comérselas.

*Escarbar en el suelo de la Gruta, beber agua fangosa, ensuciarse la cara con barro y volver su rostro hacia la gente.

La gente dirá “esa niña se volvió loca”. Mucha gente no volvió más a la Gruta.

Durante cuatro apariciones Bernardita repitió los mismos gestos. ¿Qué significa todo eso? ¡Nadie entendió lo que era! Sin embargo, nos encontramos en el corazón del “Mensaje de Lourdes”.

Los gestos de Bernardita son gestos bíblicos. Bernardita va a expresar la Encarnación, Pasión y Muerte de Jesucristo:

*Andar de rodillas hasta el fondo de la gruta: es el gesto de la Encarnación. La sumisión de Dios hecho Hombre. Filipenses 2, 5 – 8; 1Juan 3,5.

*Comer hierbas amargas: recuerda la tradición judía que encontramos en los textos antiguos, Éxodo 12, 8.

*Ensuciarse la cara: el profeta Isaías, cuando habla del Cristo, le muestra bajo los rasgos de un Siervo desfigurado, que sufre. Isaías 53.

En la novena Aparición, la Señora pidió a Bernardita que fuera a rascar el suelo, diciéndole: “Vaya a beber y a lavarse la cara en la fuente”. Bernardita creyó que le pedía que vaya a tomar agua del rio Gave que se encuentra muy cerca del lugar, pero la Señora le señaló que escarbara en el suelo de la Gruta. Bernardita empezó a escarbar y al principio lo que salía era lodo, tierra fangosa, luego comenzó a brotar agua limpia y cristalina. Desde entonces aquel manantial ha manado agua sin cesar, un agua donde se han conseguido milagrosas curaciones de miles y miles de enfermos. Ese manantial produce cien mil litros de agua al día continuamente desde aquella fecha hasta hoy. Con esos gestos se nos desvela el misterio mismo del corazón de Cristo: “Un soldado, con la lanza, le traspasó el costado y, al punto, brotó sangre y agua”. El corazón del hombre, herido por el pecado, está significado en las hierbas y el barro, pero en el fondo del corazón está la vida misma de Dios, representada en la fuente, el sacramento del Bautismo. Le preguntaron a Bernardita si la Señora le había hablado, si le había dicho algo y ella respondió: “Sí, la Señora repetía: Penitencia, penitencia, penitencia. Rece por los pecadores”. Recordemos que “Penitencia” significa “Conversión”. Para la Iglesia la conversión consiste, como Jesucristo lo enseña, en volver nuestro corazón a Dios y a los hermanos.

En la decimotercera Aparición, María dice a Bernardita: “Vaya a decir a los sacerdotes que se construya aquí una capilla y que se venga en procesión. “Venir en procesión” significa caminar en esta vida, junto a nuestros hermanos. “Construir una capilla”. En Lourdes, se han construido capillas, para acoger a la muchedumbre de peregrinos. La “capilla”, es la “Iglesia” que debemos construir, allí donde estamos.

El 25 de marzo de 1858, día de la decimosexta Aparición, Bernardita pide a la Señora que le diga su nombre. La Señora le responde: “Que soy la Immaculada Councepciou”, lo que quiere decir: Yo soy la Inmaculada Concepción”.

“Yo soy”, Jesús nos dice en el Evangelio, Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. También nos dice Yo soy la luz del mundo. Yo soy la Resurrección. Jn.14, 2-5; Juan 8,12; Jn. 11, 25.

“Inmaculada”, Dios hace nuevas todas las cosas. “Mira que hago un mundo nuevo” Ap. 21,5. Dios nos va renovando por Su presencia en nuestras vidas.

“Concepción”, concebimos en el orden de la Gracia la Vida de Dios en nosotros por el sacramento del Bautismo.

La Inmaculada Concepción es “María concebida sin pecado, por los méritos de Cristo en la Cruz”. [definición del dogma promulgado en 1854].

Bernardita corrió enseguida junto al P. Peyramale, para comunicarle el nombre de la Señora. Él entendió que es la Madre de Dios la que se aparece en la Gruta de Massabielle. Más tarde, el obispo de Tarbes, Monseñor Laurence, lo declarará solemnemente.

La firma del mensaje – cuando la Señora dice su nombre – viene dada después de tres semanas de Apariciones y tres semanas de silencio (del 4 al 25 de marzo). El 25 de marzo es el día de la Anunciación, de la “concepción” de Jesús en el seno de María. La Señora de la Gruta dice su vocación: ella es la madre de Jesús, todo su ser es concebir al Hijo de Dios, ella es toda para Él. Para ello es Inmaculada, habitada por Dios.

Así, la Iglesia y todos los cristianos tienen que dejarse habitar por Dios para ser inmaculados, perdonados e indultados de manera a ser, ellos también, testigos de Dios.

Luego de la última Aparición de la Virgen ocurrida el 16 de julio de 1858, fiesta de nuestra Señora del Carmen, Bernardita ingresa a la orden religiosa de las Hijas de la Caridad de Nevers, en la comunidad hizo de enfermera y sacristana, y después por 9 años estuvo sufriendo una muy dolorosa enfermedad. Cuando le llegaban los mas terribles ataques exclamaba: “Lo que le pido a Nuestro Señor no es que me conceda la salud, sino que me conceda valor y fortaleza para soportar con paciencia mi enfermedad. Para cumplir lo que recomendó la Santísima Virgen, ofrezco mis sufrimientos como penitencia por la conversión de los pecadores”.

El 16 de abril de 1879, exclamó emocionada: “Yo vi la Virgen. Sí, la vi, la vi. ¡Que hermosa era!” Y después de unos momentos de silencio exclamó emocionada: “Ruega Señora por esta pobre pecadora”, y apretando el crucifijo sobre su corazón, murió. Tenía apenas 35 años.

El 8 de diciembre de 1933, el Santo Padre Pio XI la declaró Santa Bernardita.

Bibliografía: Catholic.net Las apariciones de la Virgen de Lourdes.

Santa Bernardette Soubirous , ewtn.com

El mensaje de Lourdes https://www.lourdes-france.org/es/…